Dicernir entre lo justo y la realidad, entre lo correcto y lo impropio, nos conduce a un lecho que bien puedo llenarnos de confusion, e incluso dejarnos atonitos antes las circunstancias.
La ironia se torna aun mas impactante, al darnos cuenta que somos corroidos por una inmensa codicia, por una creciente malicia. No basta ver como despilfarros de lujo son producto en paises potencias, mientras aun en paises crecientes se puede ver la sucecion de la democracia, la inequidad y el autoritarismo.
''L